socialcristianismo

“Reflexiones social cristianas”, con Francesc Torralba, Benigno Blanco, Joan Iglesias y Josep Miró

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Cat Jove, junto a e-Cristinas os invita a:

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La ‘Jornada Crisis económica, discriminación, desigualdad y pobreza. Reflexiones y respuestas social cristianas’ tendrá lugar el sábado 13 de diciembre por la mañana en la sede de e-Cristians, es gratuita y está abierta a todo el mundo.

Expondrán  Francesc Torralba, Benigno Blanco, Presidente del Foro de la Familia, Joan Iglesias y Josep Miró i Ardèvol, presidente de e-Cristians. Y sus ponencias guardan relación de fondo con iniciativas que es necesario emprender el próximo año y que se debatirá también en la Asamblea ordinaria y extraordinaria de e-Cristians de principios de febrero abierta a todos, socios y no socios. Se trata de conseguir una ley sobre la no discriminación, otra integral sobre la familia, en las que trabajamos junto con otras entidades, así como una posición definitiva i técnicamente sólida sobre una fiscalidad justa desde la perspectiva cristiana y nuestra estrategia social, cultura y política (política entendida en términos de la Doctrina Social de la Iglesia).

La asociación e-cristians pone a disposición el correo secretaria@e-cristians.net para realizar las inscripciones gratuitas.

¿Qué quiere decir ser socialcristiano hoy?

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Posiblemente a la mayoría el término “socialcristiano” le suene a algo lejano, extraño o incluso con connotaciones socialistas. En cambio si hablo de “democratacristiano” seguramente una gran parte de la gente ya sabrá de lo que les hablo. Pero, ¿qué diferencia hay entre decirse de una forma o de la otra? Pues ninguna, simplemente hay algunos partidos que llevan en su programa que son socialcristianos y otros dirán que son democratacristianos.

Ahora bien, posiblemente el nombre democratacristiano haya sido utilizado de forma más habitual. Por ejemplo, el caso italiano del Partido Democratacristiano que gobernó durante gran parte de la segunda mitad del siglo XX. También tiene especial relieve que la mayor coalición de partidos europeos, es decir, el Partido Popular Europeo, se autodefina como democratacristiano. Un hecho, desde mi punto de vista, contradictorio ya que esta coalición en los últimos años ha incluido partidos e ideas de carácter liberal y conservador, y que, como voy a mostrar más adelante, creo que son irreconciliables entre sí. Así pues, puedo concluir en este primer apartado, que a partir de ahora hablaré de socialcristianismo porque su intensidad de uso inferior probablemente ha provocado que su esencia se haya mantenido en gran medida.
Toda persona que se considere socialcristiana se inspira básicamente en la Doctrina Social de la Iglesia, iniciada por el Papa León XIII con la encíclica Rerum Novarum en el 1879. Esta Doctrina Social ha ido siempre adaptándose y creciendo a lo largo de los años, y aún hoy lo hace. Esta no pretende ser una guía técnica de un sistema económico diferente al liberal o al comunista, si no que más bien cita unos principios y unos derivados de esos postulados que debe seguir un sistema para que sea verdaderamente humano.
El principio básico de cualquier socialcristiano es la dignidad inviolable del hombre en cada momento de su existencia, si uno tiene claro este hecho entenderá por qué un desahucio o un aborto son hechos dramáticos que rebajan o sencillamente destruyen la dignidad de esta.
La justicia es otro elemento de gran importancia porque la justicia debe tener un marco objetivo, es decir, un respeto hacia la Ley Natural. El primer punto que compone la Doctrina Social es el hacer el bien y evitar el mal, y de esta premisa parte el resto. Porque la justicia, reflejada, por ejemplo, en la Declaración de los Derechos Humanos, es inmutable, ya que está basada en la razón objetiva y por lo tanto no está sujeta ni a populismos ni determinismos.
Profundamente ligada al concepto justicia encontramos la solidaridad, el ayudar de forma gratuita al prójimo. Pero también forman parte de este concepto el pensar en las consecuencias de nuestras acciones en relación a las futuras generaciones y al entorno natural donde vivimos, es decir, no existe solo una solidaridad horizontal, sino también vertical. Porque lo importante no es tanto nuestro propio bien en particular como el del bien común.
Por otro lado, la subsidiariedad y la participación son dos elementos intrínsecamente ligados. El socialcristiano cree que para construir un mundo mejor es necesaria la participación de los diferentes individuos y comunidades, y este objetivo es inviable sin unas instituciones próximas al ciudadano que le confíen las responsabilidades que sea capaz de realizar. Por lo tanto, es obligación del estado incentivar la organización ciudadana con el objetivo de crear redes, para construir comunidades más fuertes y unidas, que participen en el día a día, para así poder construir una sociedad más democrática y libre.
Finalmente, encontramos el bien común, es decir, aquellas condiciones objetivas que permiten la realización de la propia persona y de su comunidad. Por lo tanto, todo orden social o progreso debe estar subordinado al bien de todas las personas. Pero no solo nos referimos a lo simplemente material, sino también a lo espiritual.
De estos elementos previamente explicados puede surgir un gran abanico de aplicaciones. Me gustaría hacer referencia al sistema económico. Pienso que un sistema bastante coherente con los elementos previos es la economía social de mercado. Un sistema que reconoce el mercado de bienes como ámbito de intercambio pero que también señala las imperfecciones de este y cómo debe estar regulado por los propios gobiernos, con la premisa de que estos mercados deben estar subordinados al progreso social y al pleno empleo. Porque en este caso lo importante no son los beneficios ni el capital, sino el bien común. Por ejemplo, la especulación sería un elemento de rechazo en una economía que se rigiera por este sistema.
Ahora bien, ¿un socialcristiano donde los situaríamos en el espectro izquierda-derecha en el que se basa nuestro sistema ideológico? La respuesta es que depende del tema. Si nos referimos a temas morales y éticos lo más probable es que sitúen al socialcristiano en la derecha, ya que este es defensor de la vida en todo momento de la existencia y concibe una razón objetiva como marco de justicia. Ahora bien, si la pregunta es sobre temas sociales y económicos, lo más seguro será que el socialcristiano esté situado a la izquierda, ya que este priorizará antes el trabajo que el capital, igualmente verá al más débil de la sociedad como aquel a quien ayudar priorizando el bien común a la eficiencia y, finalmente, no verá con malos ojos un regulación de los mercados con el objetivo de evitar las injusticias para llegar a la máxima realización de cada persona.
Posiblemente el socialcristiano haciendo sumas y restas se sitúe en el centro. Seguramente estará muchas veces incomprendido porque ve la realidad con matices y su colocación en un modelo simplista e ideológico es muy complicado.
En definitiva, el socialcristiano busca siempre el consenso y el diálogo por eso es puente o síntesis, según como lo quieran ver, de liberalismo y socialismo, de izquierda y derecha, de empresario y trabajador; y el papel de esta ideología debe ir sin duda in crescendo en el futuro. Porque una vez visto que los dos modelos, tanto liberal como comunista, han fracasado, es necesario abrir otras perspectivas y, por qué no, aventurándonos con un pensamiento que al fin y al cabo intenta estar en comunión con la Iglesia.
PD: aunque parezca curioso los elementos básicos del socialcristianismo explicados previamente, en gran medida, han sido sacados del manifiesto ideológico del EPP (Partido Popular Europeo), así pues, parece que las palabras y la teoría existen; lo que falta por lo tanto es la práctica y la voluntad de acción.
Marc Miró
Presidente de Cat Jove